martes, 4 de enero de 2011

Páramo de Santurbán: El agua o el oro

 Domingo, 19 de Diciembre de 2010 21:03
TOMADO DE RAZON PUBLICA

El proyecto de minería a cielo abierto en donde nacen los ríos que surten al principal acueducto de Santander pende de decisiones que cambiarían la historia de la región.

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Audiencia incompleta
Saúl Ortiz Barrera y Óscar Darío Amaya fueron los hombres que pusieron en jaque la inversión de más de mil millones de dólares que la compañía canadiense Greystar Resources Ltd. proyecta en la mina de oro "Angusturas", en el municipio de California, en Santander.

Enclavada en la cordillera oriental de los Andes, allí sólo se llega por una carretera destapada, que comunica a Bucaramanga con la provincia de Soto Norte. El acceso es difícil, especialmente ahora que llueve. En este invierno la carretera ha estado cerrada la mayor parte del tiempo, y la última vez que ello ocurrió, el bloqueo se extendió por ocho días. Los derrumbes son frecuentes y la estrecha calzada no permite el tránsito simultáneo en ambos sentidos.

Precisamente por esa situación calamitosa el Tribunal Administrativo de Santander y el Ministerio del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, decidieron repetir la audiencia pública que exige la ley, para dar vía libre al proyecto minero.

La compañía canadiense esperó todo el año la licencia ambiental para comenzar a extraer de estas montañas frías y rocosas unas 11,5 millones de onzas de oro y 61 millones de onzas de plata, durante los siguientes 15 años. Es la cuarta parte del oro que anualmente exporta Colombia, un metal por el que los inversionistas extranjeros pagaron este año hasta 1.432 dólares la onza troy y del que, una vez en el mercado mundial, un 75 por ciento va a la fabricación de joyas[1].

Ortiz y Amaya, Veedor Ciudadano y Procurador Delegado para Asuntos Agrarios, respectivamente, lograron que se repita la audiencia que contará ahora con la participación de las organizaciones que creen que con esa decisión también está en juego el suministro de agua para los dos millones de habitantes que habitan la zona metropolitana de Bucaramanga.
Las aguas de la capital santandereana provienen del páramo de Santurbán, en cuyas faldas la Greystar pretende echar a andar su proyecto aurífero, ubicado en un complejo ecosistema de bosque alto andino y de lagunas, a alturas superiores a los 3.000 metros sobre el nivel del mar.
La Justicia y el Gobierno Nacional les dieron la razón y en cerca de un mes se deberá repetir la audiencia con la comunidad. Esta vez en la capital departamental "de forma tal, que se ofrezcan el máximo de garantías"[2]

El primer tiempo
Para el ministerio, la ausencia de un número significativo de ciudadanos en la primera audiencia es "mérito suficiente para ordenar la celebración de una segunda Audiencia Pública Ambiental"[3].

El día de la impugnada audiencia, el domingo 21 de noviembre, la zona urbana del municipio de California estaba más llena que nunca. "Esto no se ve así ni en junio, cuando hay fiestas", dijo un lugareño, que llegó al casco urbano desde la vereda "Ramírez", a 40 minutos en un autobús contratado por Greystar.

En California viven 1.793 personas y en Vetas, el otro municipio donde estaría la infraestructura del proyecto "Angosturas", habitan otras 2.349[4], es decir 4.142 pobladores entre los dos, el 0,21 por ciento de los habitantes del departamento de  Santander.

Unas 1.300 personas -incluidos 40 "robocops" del escuadrón antidisturbios de la Policía Nacional, decenas de soldados del batallón Caldas y un piquete de agentes fuertemente armados del distrito de Policía de Santander- llegaron hasta allí para escuchar las dudas y  las expectativas de la comunidad sobre el proyecto que, según Greystar, creará 1.500 empleos directos durante la construcción y 800 en los 15 años de operación.

Los concurrentes bien pudieron ser más, pero a tres kilómetros de la localidad de Matanzas, a dos horas de camino por la carretera hecha un barrial por el invierno, se quedaron 600 activistas, que desde las cuatro de la mañana habían partido de Bucaramanga.

Estudiantes, sindicalistas, profesores, líderes políticos, ambientalistas y científicos que se oponen al proyecto y habían exigido la audiencia, no pudieron llegar al sitio porque el río Suratá, inusualmente crecido en esos días, se llevó media calzada y los autobuses no lograron pasar. Durante más de dos horas bloquearon el paso de otros automotores y se quedaron, a un lado del camino, esperando que el ministerio anunciara la cancelación de la audiencia. Pero fue inútil. Mientras esperaban a la vera de la carretera y el hambre agitaban los ánimos de campesinos y comerciantes, que con sus cargas les reclamaban a los estudiantes y otros activistas que dejaran pasar. En el coliseo de California funcionarios del ministerio oían expresiones de apoyo a la multinacional canadiense y a su proyecto aurífero.

¿Audiencia manipulada?
En la primera audiencia se notó el entusiasmo de los asistentes, que aplaudían la intervención del alcalde de Vetas, Arley Esteban Arias, quien celebró que no estuvieran "los que recogen firmas en Bucaramanga, pero nunca han pisado este suelo".

Cuando el alcalde dijo "¡a aquellos que quieren acabar con la minería les decimos: que pase lo que pase, este ha sido nuestro pasado, es nuestro presente y será nuestro futuro!", la ovación fue cerrada, sobre todo entre las personas que habían conseguido puesto en el coliseo municipal. Muchas de ellas llevaban cintillas azules con el logotipo de la Greystar, o camisetas blancas y uniformes caqui, de la Ventana Gold Corp, otra de las empresas canadienses interesadas en explorar minas en la región, pese a que la Ley 1.382 de 2010 excluyó las zonas por encima de los 3.000 metros sobre el nivel del mar, de la posibilidad de explotación minera.
La saliente directora del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, Eugenia Ponce de León, afirmó en una entrevista con El Espectador[5], que los páramos "son ecosistemas únicos, frágiles, vulnerables", pero aceptó que no hay "la cartografía adecuada para que haya claridad sobre la delimitación de dónde empieza el páramo". A esa incertidumbre se apega Greystar.

En su momento la empresa canadiense también rechazó las acusaciones de voces como la del diputado a la Asamblea Departamental, Roberto Schmalbach, quien denunció la falta de garantías para los opositores en la audiencia. "Estamos en igualdad de condiciones; todos tenemos los mismos derechos", respondió Luis Guillermo Laserna, gerente de Asuntos Públicos de la Greystar. "El que quiso venir, aquí está; llegó hasta gente desde Cartagena y Lima (Perú)", acotó Blanca Frías, de la compañía Ventana Gold Corp.

Ese día Laserna explicó que el manejo ambiental de su  proyecto garantiza "un efecto neto positivo" sobre el ecosistema, pese a que se removerán de un tajo millares de metros cúbicos de materiales de la montaña, se usará un 0,5 por ciento de los 9,6 litros por segundo que tiene el río que abastece el acueducto de Bucaramanga, y la extracción de oro implicará, necesariamente, el uso de cianuro. "Devolveremos 6 hectáreas por cada una que afectemos" prometió.

Y por lo visto, la mayoría de los habitantes de estas tierras le creen a la Greystar, como dice el eslogan de la compañía, colgado en las paredes y los postes de toda la región.

Muchos californianos y vetenses están complacidos porque por estas tierras, antes desvalorizadas, ahora ofrecen cifras tentadoras; otros destacan las oportunidades de empleo y capacitación en joyería o la inversión social por 3 mil millones de pesos que ha hecho la compañía, especialmente en los últimos años.
El concejal de Cambio Radical y ex alcalde de California, Javier Ignacio Peña Ortiz, confía en que la minería que se va a desarrollar en la zona cumpla con los estándares ambientales más estrictos.
Cifras como los 150 millones de dólares que dice haber invertido la empresa en 15 años de exploración, generan expectativas de todo tipo en un pueblo "donde ni los políticos vienen a pedir votos cuando hay elecciones" como lo denunciaron algunos pobladores en sus intervenciones de tres minutos ante el ministerio.
La lucha es también por el agua
En Bucaramanga, a 45 kilómetros de California, Angosturas está en boca de todos.
El proyecto lo comentan los taxistas, en las paredes del centro hay  grafitis y los periódicos regionales, "Vanguardia Liberal" y "El Frente", le dedican  titulares, editoriales y páginas de publicidad. 
Entre la música de reguetón y vallenatos, en las emisoras se escuchan las cuñas pagadas por la compañía para informar de sus planes de responsabilidad social.
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Pero la prevención es creciente. El 18 de noviembre, entre cinco mil y ocho mil bumangueses, dependiendo de la fuente, salieron a las calles a rechazar la megaminería en el páramo.
Fue la tercera marcha con la misma consigna: la defensa del agua de esta ciudad con casi un millón de habitantes, que en épocas de tiempo seco, tienen graves dificultades para satisfacer la demanda del vital líquido. Por eso ya está proyectado otro embalse, a unos 6 kilómetros de donde estaría la operación minera.

El movimiento en defensa del Páramo de Santurbán integra a sectores y entes que tradicionalmente no trabajan juntos. Además de grupos ambientalistas y de izquierda, el Acueducto de Bucaramanga, la seccional de la Federación Nacional de Comerciantes, la Sociedad de Ingenieros y la Sociedad de Mejoras Públicas, son decididos opositores del proyecto.

Minera multada, presión sobre medios
Otro de los contrapesos a ese tipo de minería es la Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CMBD), que ya multó a la empresa por daños al ecosistema durante la exploración.

La entidad encontró que los sistemas de tratamiento de los drenajes de túneles y los lixiviados de las escombreras de la compañía, que sólo maneja este proyecto en todo el mundo,  no cumple con lo dispuesto en la ley. 

Además no tienen archivo ambiental, ni bitácora de la interventoría. Tampoco han culminado los sistemas sépticos en la mayoría de los sitios que ya lo requieren.

Esto intentó denunciarlo Claudio Beltrán Quesada, columnista de todos los viernes en el diario "El Frente", el medio más proclive al proyecto en la región, pero su columna le fue devuelta con una nota de la dirección que decía: "No puedo publicar su columna por no ser compatible con el pensamiento de la dirección del periódico. Espero entienda las razones".

Episodios como éste han alimentado las suspicacias sobre la campaña de la empresa minera a favor de su proyecto.

Luis Carlos Estupiñán, del Comité en Defensa del Agua y profesor de la Universidad Santo Tomás, lo explica con un dicho santandereano: "esto es pelea de guayaba con toche".

El senador del Polo Democrático, Jorge Enrique Robledo, quien citó un debate en el Congreso sobre el tema, describe la situación como "una gigantesca operación para cuadrar opinión pública y un  proceso de cooptación mediante lisonjas. Sólo por eso se le debería negar la licencia ambiental".

Declarar la zona Parque Regional
Ellos y otros doscientos críticos del proyecto, entre biólogos, ingenieros, hidrólogos y autoridades ambientales, se reunieron al día siguiente de la audiencia en un hotel de Bucaramanga, decidieron impugnarla y pedir que la zona sea declarada Parque Regional, lo cual descartaría cualquier explotación minera, incluso la artesanal, que hoy les da sustento a cientos de familias en la región de Soto Norte. Lo primero ya lo lograron.

Lo segundo podría pasar en cualquier momento. En el vecino departamento de Norte de Santander se le cerró la puerta a la minería en la franja oriental del Páramo de Santurbán. 
La Corporación Autónoma de Norte de Santander (Corponor) declaró este año cerca de 12 mil hectáreas de ese páramo como parque regional.

"El páramo no se puede cuidar solo. Hacen falta más de 70 mil hectáreas para que Santurbán esté protegido integralmente" afirmó Sergio Niño, ingeniero de Corponor, quien  recomendó lo mismo a los defensores del Páramo en Santander.

El Ministerio de Minas se opone a que ésta sea la forma de dirimir el conflicto entre zonas mineras o de preservación. El viceministro Tomás González, en un reciente foro de la revista "Semana" y Avina, una organización sin animo de lucro, que contribuye a la búsqueda de modelos sostenibles de desarrollo humano en América Latina, calificó esa posibilidad como "un absurdo".  

Cabe recordar que sobre los páramos colombianos hay actualmente 391 títulos mineros, que afectan 108.972 hectáreas y son nacimientos de la mayoría de las fuentes de agua del país.
La ministra de Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Beatriz Uribe Botero, ha dicho que "tenemos el reto de impulsar el desarrollo de la economía minera de una manera sostenible" y agregó que "si hay que decir que no, se dice no con claridad, pero rápido; y si hay que decir que sí, igual".

El factor tiempo, que hace una semana corría a favor de la Gresytar, ahora parece ir en su contra. 

Según la ley, después de la audiencia, el ministerio de asuntos medioambientales tiene 45 días para tomar una decisión. Ahora todo vuelve a comenzar y es improbable que la licencia salga antes de tres meses.

"Angosturas", según dijo Steve Kesler, presidente de Greystar al diario bogotano "La República"[6], esperaba comenzar a mediados de 2011. Hoy "el temor es que no vemos que las reglas en Colombia estén claras", confesó el alto cargo.

El sector minero, que en cuestión de 15 años pasó de representar un 24 por ciento a un 41,9 por ciento de las exportaciones colombianas y que en el primer semestre de 2010 atrajo inversiones por 4.781 millones de dólares, tiene los ojos puestos en el resultado de este proceso.

Unos dos millones de santandereanos también; para bien o para mal, esta decisión podría cambiar para siempre la historia del páramo, sus aguas, de departamento y su población.
* Periodista y estudiante de Maestría en Política Social de la Pontificia Universidad Javeriana.

Notas de pie de página
El proyecto de minería a cielo abierto en donde nacen los ríos que surten al principal acueducto de Santander pende de decisiones que cambiarían la historia de la región.

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Audiencia incompleta

Saúl Ortiz Barrera y Óscar Darío Amaya fueron los hombres que pusieron en jaque la inversión de más de mil millones de dólares que la compañía canadiense Greystar Resources Ltd. proyecta en la mina de oro "Angusturas", en el municipio de California, en Santander.
Enclavada en la cordillera oriental de los Andes, allí sólo se llega por una carretera destapada, que comunica a Bucaramanga con la provincia de Soto Norte. El acceso es difícil, especialmente ahora que llueve. En este invierno la carretera ha estado cerrada la mayor parte del tiempo, y la última vez que ello ocurrió, el bloqueo se extendió por ocho días. Los derrumbes son frecuentes y la estrecha calzada no permite el tránsito simultáneo en ambos sentidos.
Precisamente por esa situación calamitosa el Tribunal Administrativo de Santander y el Ministerio del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, decidieron repetir la audiencia pública que exige la ley, para dar vía libre al proyecto minero.
La compañía canadiense esperó todo el año la licencia ambiental para comenzar a extraer de estas montañas frías y rocosas unas 11,5 millones de onzas de oro y 61 millones de onzas de plata, durante los siguientes 15 años. Es la cuarta parte del oro que anualmente exporta Colombia, un metal por el que los inversionistas extranjeros pagaron este año hasta 1.432 dólares la onza troy y del que, una vez en el mercado mundial, un 75 por ciento va a la fabricación de joyas[1].
Ortiz y Amaya, Veedor Ciudadano y Procurador Delegado para Asuntos Agrarios, respectivamente, lograron que se repita la audiencia que contará ahora con la participación de las organizaciones que creen que con esa decisión también está en juego el suministro de agua para los dos millones de habitantes que habitan la zona metropolitana de Bucaramanga.
Las aguas de la capital santandereana provienen del páramo de Santurbán, en cuyas faldas la Greystar pretende echar a andar su proyecto aurífero, ubicado en un complejo ecosistema de bosque alto andino y de lagunas, a alturas superiores a los 3.000 metros sobre el nivel del mar.
La Justicia y el Gobierno Nacional les dieron la razón y en cerca de un mes se deberá repetir la audiencia con la comunidad. Esta vez en la capital departamental "de forma tal, que se ofrezcan el máximo de garantías"[2]
El primer tiempo
Para el ministerio, la ausencia de un número significativo de ciudadanos en la primera audiencia es "mérito suficiente para ordenar la celebración de una segunda Audiencia Pública Ambiental"[3].
El día de la impugnada audiencia, el domingo 21 de noviembre, la zona urbana del municipio de California estaba más llena que nunca. "Esto no se ve así ni en junio, cuando hay fiestas", dijo un lugareño, que llegó al casco urbano desde la vereda "Ramírez", a 40 minutos en un autobús contratado por Greystar.
En California viven 1.793 personas y en Vetas, el otro municipio donde estaría la infraestructura del proyecto "Angosturas", habitan otras 2.349[4], es decir 4.142 pobladores entre los dos, el 0,21 por ciento de los habitantes del departamento de  Santander.
Unas 1.300 personas -incluidos 40 "robocops" del escuadrón antidisturbios de la Policía Nacional, decenas de soldados del batallón Caldas y un piquete de agentes fuertemente armados del distrito de Policía de Santander- llegaron hasta allí para escuchar las dudas y  las expectativas de la comunidad sobre el proyecto que, según Greystar, creará 1.500 empleos directos durante la construcción y 800 en los 15 años de operación.
Los concurrentes bien pudieron ser más, pero a tres kilómetros de la localidad de Matanzas, a dos horas de camino por la carretera hecha un barrial por el invierno, se quedaron 600 activistas, que desde las cuatro de la mañana habían partido de Bucaramanga.
Estudiantes, sindicalistas, profesores, líderes políticos, ambientalistas y científicos que se oponen al proyecto y habían exigido la audiencia, no pudieron llegar al sitio porque el río Suratá, inusualmente crecido en esos días, se llevó media calzada y los autobuses no lograron pasar. Durante más de dos horas bloquearon el paso de otros automotores y se quedaron, a un lado del camino, esperando que el ministerio anunciara la cancelación de la audiencia. Pero fue inútil. Mientras esperaban a la vera de la carretera y el hambre agitaban los ánimos de campesinos y comerciantes, que con sus cargas les reclamaban a los estudiantes y otros activistas que dejaran pasar. En el coliseo de California funcionarios del ministerio oían expresiones de apoyo a la multinacional canadiense y a su proyecto aurífero.
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¿Audiencia manipulada?

En la primera audiencia se notó el entusiasmo de los asistentes, que aplaudían la intervención del alcalde de Vetas, Arley Esteban Arias, quien celebró que no estuvieran "los que recogen firmas en Bucaramanga, pero nunca han pisado este suelo".
Cuando el alcalde dijo "¡a aquellos que quieren acabar con la minería les decimos: que pase lo que pase, este ha sido nuestro pasado, es nuestro presente y será nuestro futuro!", la ovación fue cerrada, sobre todo entre las personas que habían conseguido puesto en el coliseo municipal. Muchas de ellas llevaban cintillas azules con el logotipo de la Greystar, o camisetas blancas y uniformes caqui, de la Ventana Gold Corp, otra de las empresas canadienses interesadas en explorar minas en la región, pese a que la Ley 1.382 de 2010 excluyó las zonas por encima de los 3.000 metros sobre el nivel del mar, de la posibilidad de explotación minera.
La saliente directora del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, Eugenia Ponce de León, afirmó en una entrevista con El Espectador[5], que los páramos "son ecosistemas únicos, frágiles, vulnerables", pero aceptó que no hay "la cartografía adecuada para que haya claridad sobre la delimitación de dónde empieza el páramo". A esa incertidumbre se apega Greystar.
En su momento la empresa canadiense también rechazó las acusaciones de voces como la del diputado a la Asamblea Departamental, Roberto Schmalbach, quien denunció la falta de garantías para los opositores en la audiencia. "Estamos en igualdad de condiciones; todos tenemos los mismos derechos", respondió Luis Guillermo Laserna, gerente de Asuntos Públicos de la Greystar. "El que quiso venir, aquí está; llegó hasta gente desde Cartagena y Lima (Perú)", acotó Blanca Frías, de la compañía Ventana Gold Corp.
Ese día Laserna explicó que el manejo ambiental de su  proyecto garantiza "un efecto neto positivo" sobre el ecosistema, pese a que se removerán de un tajo millares de metros cúbicos de materiales de la montaña, se usará un 0,5 por ciento de los 9,6 litros por segundo que tiene el río que abastece el acueducto de Bucaramanga, y la extracción de oro implicará, necesariamente, el uso de cianuro. "Devolveremos 6 hectáreas por cada una que afectemos" prometió.
Y por lo visto, la mayoría de los habitantes de estas tierras le creen a la Greystar, como dice el eslogan de la compañía, colgado en las paredes y los postes de toda la región.
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Muchos californianos y vetenses están complacidos porque por estas tierras, antes desvalorizadas, ahora ofrecen cifras tentadoras; otros destacan las oportunidades de empleo y capacitación en joyería o la inversión social por 3 mil millones de pesos que ha hecho la compañía, especialmente en los últimos años.
El concejal de Cambio Radical y ex alcalde de California, Javier Ignacio Peña Ortiz, confía en que la minería que se va a desarrollar en la zona cumpla con los estándares ambientales más estrictos.
Cifras como los 150 millones de dólares que dice haber invertido la empresa en 15 años de exploración, generan expectativas de todo tipo en un pueblo "donde ni los políticos vienen a pedir votos cuando hay elecciones" como lo denunciaron algunos pobladores en sus intervenciones de tres minutos ante el ministerio.
La lucha es también por el agua
En Bucaramanga, a 45 kilómetros de California, Angosturas está en boca de todos.
El proyecto lo comentan los taxistas, en las paredes del centro hay  grafitis y los periódicos regionales, "Vanguardia Liberal" y "El Frente", le dedican  titulares, editoriales y páginas de publicidad. 
Entre la música de reguetón y vallenatos, en las emisoras se escuchan las cuñas pagadas por la compañía para informar de sus planes de responsabilidad social.
santurban3
Pero la prevención es creciente. El 18 de noviembre, entre cinco mil y ocho mil bumangueses, dependiendo de la fuente, salieron a las calles a rechazar la megaminería en el páramo.
Fue la tercera marcha con la misma consigna: la defensa del agua de esta ciudad con casi un millón de habitantes, que en épocas de tiempo seco, tienen graves dificultades para satisfacer la demanda del vital líquido. Por eso ya está proyectado otro embalse, a unos 6 kilómetros de donde estaría la operación minera.
El movimiento en defensa del Páramo de Santurbán integra a sectores y entes que tradicionalmente no trabajan juntos. Además de grupos ambientalistas y de izquierda, el Acueducto de Bucaramanga, la seccional de la Federación Nacional de Comerciantes, la Sociedad de Ingenieros y la Sociedad de Mejoras Públicas, son decididos opositores del proyecto.
Minera multada, presión sobre medios
Otro de los contrapesos a ese tipo de minería es la Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CMBD), que ya multó a la empresa por daños al ecosistema durante la exploración.
La entidad encontró que los sistemas de tratamiento de los drenajes de túneles y los lixiviados de las escombreras de la compañía, que sólo maneja este proyecto en todo el mundo,  no cumple con lo dispuesto en la ley. 
Además no tienen archivo ambiental, ni bitácora de la interventoría. Tampoco han culminado los sistemas sépticos en la mayoría de los sitios que ya lo requieren.
Esto intentó denunciarlo Claudio Beltrán Quesada, columnista de todos los viernes en el diario "El Frente", el medio más proclive al proyecto en la región, pero su columna le fue devuelta con una nota de la dirección que decía: "No puedo publicar su columna por no ser compatible con el pensamiento de la dirección del periódico. Espero entienda las razones".
Episodios como éste han alimentado las suspicacias sobre la campaña de la empresa minera a favor de su proyecto.
Luis Carlos Estupiñán, del Comité en Defensa del Agua y profesor de la Universidad Santo Tomás, lo explica con un dicho santandereano: "esto es pelea de guayaba con toche".
El senador del Polo Democrático, Jorge Enrique Robledo, quien citó un debate en el Congreso sobre el tema, describe la situación como "una gigantesca operación para cuadrar opinión pública y un  proceso de cooptación mediante lisonjas. Sólo por eso se le debería negar la licencia ambiental".
Declarar la zona Parque Regional
Ellos y otros doscientos críticos del proyecto, entre biólogos, ingenieros, hidrólogos y autoridades ambientales, se reunieron al día siguiente de la audiencia en un hotel de Bucaramanga, decidieron impugnarla y pedir que la zona sea declarada Parque Regional, lo cual descartaría cualquier explotación minera, incluso la artesanal, que hoy les da sustento a cientos de familias en la región de Soto Norte. Lo primero ya lo lograron.
Lo segundo podría pasar en cualquier momento. En el vecino departamento de Norte de Santander se le cerró la puerta a la minería en la franja oriental del Páramo de Santurbán. 
La Corporación Autónoma de Norte de Santander (Corponor) declaró este año cerca de 12 mil hectáreas de ese páramo como parque regional.
"El páramo no se puede cuidar solo. Hacen falta más de 70 mil hectáreas para que Santurbán esté protegido integralmente" afirmó Sergio Niño, ingeniero de Corponor, quien  recomendó lo mismo a los defensores del Páramo en Santander.
El Ministerio de Minas se opone a que ésta sea la forma de dirimir el conflicto entre zonas mineras o de preservación. El viceministro Tomás González, en un reciente foro de la revista "Semana" y Avina, una organización sin animo de lucro, que contribuye a la búsqueda de modelos sostenibles de desarrollo humano en América Latina, calificó esa posibilidad como "un absurdo".  
Cabe recordar que sobre los páramos colombianos hay actualmente 391 títulos mineros, que afectan 108.972 hectáreas y son nacimientos de la mayoría de las fuentes de agua del país.
La ministra de Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, Beatriz Uribe Botero, ha dicho que "tenemos el reto de impulsar el desarrollo de la economía minera de una manera sostenible" y agregó que "si hay que decir que no, se dice no con claridad, pero rápido; y si hay que decir que sí, igual".
El factor tiempo, que hace una semana corría a favor de la Gresytar, ahora parece ir en su contra. 
Según la ley, después de la audiencia, el ministerio de asuntos medioambientales tiene 45 días para tomar una decisión. Ahora todo vuelve a comenzar y es improbable que la licencia salga antes de tres meses.
"Angosturas", según dijo Steve Kesler, presidente de Greystar al diario bogotano "La República"[6], esperaba comenzar a mediados de 2011. Hoy "el temor es que no vemos que las reglas en Colombia estén claras", confesó el alto cargo.
El sector minero, que en cuestión de 15 años pasó de representar un 24 por ciento a un 41,9 por ciento de las exportaciones colombianas y que en el primer semestre de 2010 atrajo inversiones por 4.781 millones de dólares, tiene los ojos puestos en el resultado de este proceso.
Unos dos millones de santandereanos también; para bien o para mal, esta decisión podría cambiar para siempre la historia del páramo, sus aguas, de departamento y su población.
* Periodista y estudiante de Maestría en Política Social de la Pontificia Universidad Javeriana.
Notas de pie de página

[1] No Dirty Gold: Consumer education and action for minning reform. Washington  D.C. Eathworks 2005. Páginas  305 y 306. http://www.nodirtygold.org/home.cfm
[2] Expediente 2010-0877-00 del Tribunal Administrativo de Santander
[3] Auto No. 4251 del 3 de diciembre de 2010, Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. 
[4] DANE. Censo 2005
[5] "Ahora el debate es por la delimitación de los páramos". 9 de diciembre de 2010. http://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso-239596-ahora-el-debate-delimitacion-de-los-paramos
[6] "No vemos reglas claras para otorgar la licencia al proyecto de Angostura". 9 de diciembre de 2010.  http://www.larepublica.com.co/archivos/EMPRESAS/2010-12-09/no-vemos-reglas-claras-para-otorgar-la-licencia-al-proyecto-de-angostura_117067.php
 

Riesgos de la deuda pública




Luis_Hernando_Barreto_Nieto

Luis Hernando Barreto Nieto** 
Lunes, 3 de Enero de 2011
No hay dinero para la educación, la salud o el desarrollo rural pero las entidades encargadas de prestar esos y otros servicios destinan sumas multimillonarias a financiar la deuda del gobierno central. Y esta deuda sigue siendo una fuente de problemas potenciales.
TOMADO DE RAZON PULIOCA.COM 



Antonio_Hernndez_Gamarra 


Antonio Hernández Gamarra*

Al evaluar la gestión de la deuda pública es necesario considerar no sólo sus costos y el destino que se da a los recursos que con ella se obtienen, sino también los riesgos que surgen de su manejo. Bajo esas premisas, el propósito de este artículo es examinar algunos de los riesgos macroeconómicos que se presentan hoy en la deuda colombiana y subrayar el desorden institucional que se dio a partir de su manejo en los últimos años.

Crece la deuda pública
Entre 1923 y 1998 el promedio de la deuda del gobierno nacional fue del 11,7 por ciento del PIB. En los años de mayor endeudamiento el indicador se mantuvo por debajo del 17 por ciento. Por lo tanto, en ese largo período el tamaño de la deuda estuvo lejos de constituir un problema para el manejo de las finanzas públicas, salvo por esporádicos cierres del mercado internacional de capitales. Ante la dificultad de conseguir las divisas para pagarla, el riesgo se manifestaba más como una dificultad cambiaria que como un problema de solvencia que hiciera imposible honrar las obligaciones gubernamentales en el largo plazo.

Esa situación empezó a complicarse en la segunda mitad de la década de los años noventa del siglo veinte y se manifestó con particular intensidad entre diciembre de 1998 y diciembre de 2002, cuando la relación Deuda/ PIB pasó del 21,5 por ciento al 48,6 por ciento, guarismo que alcanzó su máximo histórico en marzo de 2003 cuando llegó al 49,2 por ciento.

Como se aprecia en el siguiente cuadro, el incremento en diciembre de 2002 con respecto a diciembre de 1998 significó un aumento de 15 puntos del PIB en la deuda interna y 12 puntos en la externa.
Deuda del Gobierno Nacional
PORCENTAJE DEL PIB

Fecha Composición Total Variación
Interna Externa
Dic-98 11,0 10,5 21,5
Dic-02 26,0 22,5 48,5 27,0
Mar-03 26,0 23,2 49,2 0,7
Mar-10 26,0 11,2 37,2 (12,0)
                                                            Fuente: MHCP                                                                                                                                 
 Baja la deuda externa, sube la interna
A partir de junio de 2003 la deuda como proporción del PIB empezó a descender para situarse en 37,2 por ciento en marzo de 2010. Disminución que se explica en su totalidad por el descenso relativo de la deuda externa (12 puntos del PIB), ya que la interna creció al mismo ritmo del producto manteniéndose en cerca del 26 por ciento del mismo.

La reducción de la deuda como proporción del producto entre 2003 y 2010 se dio en un contexto caracterizado por un crecimiento económico históricamente alto, disminución de la inflación, caída en la tasa de interés, acelerado proceso de revaluación del peso frente al dólar y sustitución relativa de deuda externa por interna.

Algunos expertos consideran estos resultados como logros muy favorables, ya que todos esos factores han contribuido a la sostenibilidad de la deuda. Otros, como los técnicos que prepararon el documento sobre la regla fiscal, creen que el déficit del gobierno nacional es de naturaleza estructural, que la cuantía de la deuda respecto al PIB es elevada y que refleja una tendencia pro cíclica de la política fiscal.

Pero más allá de esa discusión, detrás de las cifras de la actual deuda del gobierno nacional se oculta una situación de elevados riesgos macroeconómicos y de desorden institucional en su manejo

Riesgo cambiario y bancario
La reducción de la deuda externa como proporción del producto no puede soslayar el hecho de que a pesar de la política de sustitución, en términos absolutos su monto creció en cerca de 11 mil millones de dólares en los últimos 7 años, cuya monetización contribuyó de manera significativa a la revaluación del peso. Cualquier choque externo que ocasione un cambio en la dirección de los flujos de capitales, podría significar una elevación de la tasa de cambio cuyo impacto sobre el saldo en pesos de la deuda externa llevaría a aumentarla en 550 mil millones de pesos (0,11 por ciento del PIB) por cada punto de devaluación.

En cuanto a los riesgos que conlleva la deuda interna, se debe resaltar que en la actualidad el 30 por ciento de los activos de los bancos están invertidos en Títulos de Tesorería (TES), en tanto que su patrimonio solo representa el 13 por ciento de esos activos. Ello muestra la alta exposición de los bancos a los riesgos del mercado, pues un alza sostenida de la tasa de interés haría vulnerable sus balances y pondría en peligro su solvencia.

Manejos de corto plazo
Otro aspecto de vital importancia para el manejo de la deuda es evitar una dependencia excesiva de deuda a corto plazo, por los riesgos que ello implica ante una negativa de los inversionistas a refinanciarla, o a propiciar su roll over como se dice en la jerga. Si bien la vida media de los TES a largo plazo ha mejorado en los últimos cuatro años al pasar de 3,8 a 5 años, la Tesorería de la Nación ha tenido que recurrir a la colocación de TES a 90, 180 y 360 días. A esos plazos, durante los últimos 7 años las colocaciones promedio han sido de 600 mil millones por mes.

Para justificar esas decisiones la Tesorería argumenta necesidades transitorias de liquidez. Sin embargo ello podría revelar una falta de sincronía entre el calendario tributario y el programa anual de caja. Sólo así se justificaría esa competencia con el sector financiero por la captación de recursos de corto plazo. Lo cierto es que son los bancos comerciales los que suplen principalmente esas necesidades de la Tesorería, usando sus captaciones del público o sus préstamos con otras entidades financieras.

Ese manejo hace que, ante una escasez de recursos, la Tesorería de la Nación suba la tasa de corte de las subastas de los TES de corto plazo por encima de la tasa de los CDT del sistema bancario para tener acceso a los mismos. Dicha situación ocurrió durante el segundo semestre de 2006, todo el 2007 y el 2008, y generó un arbitraje a favor de los bancos que en pesos de 2010 ascendió a 169 mil millones.

Abusa el poder central
A los anteriores riesgos macroeconómicos se suma el hecho de que el manejo de la deuda interna ha llevado a un enorme desorden institucional, ya que en el afán del gobierno nacional por financiar su déficit, incurre en prácticas de financiamiento que limitan la capacidad de otras entidades del sector público para ejecutar las políticas que les ordenan la Constitución y la ley. Es decir, como el tamaño del gasto del gobierno central resulta excesivo, a raja tabla se imponen superávits en otras instancias gubernamentales sin consideración de su conveniencia y, a veces, también sin consideración por el estricto cumplimiento de las normas legales.

Estas prácticas comenzaron muy temprano en los años noventas, cuando se obligó a los establecimientos públicos nacionales a mantener inversiones forzosas permanentes en TES. Luego se extendieron a las empresas públicas bajo la modalidad de operaciones convenidas. Más recientemente, con la expedición del decreto 1525 de 2008, se le dieron mayores alcances a estas disposiciones puesto que la obligatoriedad de invertir en TES se extendió a las sociedades de economía mixta y a las entidades territoriales.

Es importante mencionar que para la mayoría de las entidades públicas del nivel nacional no se trata de la existencia de excedentes temporales de liquidez que deban ser invertidos transitoriamente en TES. De lo que se trata es de una política deliberada del Ministerio de Hacienda para generar en estas entidades excedentes de liquidez que luego recoge a través de inversiones forzosas en TES.

El mecanismo se concreta mediante la formulación del plan financiero que cada año aprueba el Consejo Superior de Política Fiscal, CONFIS, en donde se restringe el gasto para producir un superávit en dichas entidades, de acuerdo con lo establecido en el artículo 26 del Estatuto Orgánico del Presupuesto. Esto pone de presente una lógica que favorece el poder del CONFIS para transferir recursos que deberían estar destinados a ejecutar las políticas públicas sectoriales, hacia la financiación del déficit fiscal del gobierno central, postergando un mayor logro en las metas sociales y sectoriales.

Con dinero de los pobres
En forma adicional, a las entidades públicas que poseen Títulos de Tesorería se les aplica de manera permanente la política de canjes, que consiste en asegurar el roll over de los recursos invertidos en estos títulos antes de que llegue la fecha de su vencimiento.

Estas prácticas hicieron que la deuda del gobierno con otras entidades del sector público (sin incluir pensiones, Banco de la República y Fondo de Garantías de Instituciones Financieras, FOGAFIN) pasara de 16,5 billones de pesos en diciembre de 2002 a 29,2 billones en mayo de 2010, un crecimiento constante anual de 7,4 por ciento. En mayo de 2010, 129 entidades nacionales y 64 territoriales eran acreedoras del gobierno central.

  Número de entidades públicas con inversiones en TES*grafica
                          * No incluye Banco de la Repúblcia ni Fogafin

De acuerdo con cifras de la Contraloría General, entidades como el Fondo de Comunicaciones mantenían en mayo del 2010 un saldo en TES por casi 1,2 billones de pesos, mientras a muchas zonas rurales y urbanas no había llegado el programa COMPARTEL de telefonía social.

El Banco Agrario parece más un banco cuya finalidad es invertir en TES que una entidad de crédito rural. En efecto, posee inversiones en TES por 5,5 billones de pesos que equivalen al 42 por ciento del activo frente a una cartera que representa el 44 por ciento de ese mismo activo. Ello contrasta con el deficiente crecimiento del sector agropecuario, el cual no superó el 2 por ciento anual en los últimos 8 años.

Por otra parte, se argumenta que la salud tocó fondo y que atraviesa por la crisis financiera más profunda de su historia, pero el Fondo de Seguridad Social y Garantía, FOSYGA, mantiene un portafolio de inversiones por 5,3 billones de pesos, de los cuales 4 billones representan TES.

Las entidades encargadas de la educación, como el ministerio respectivo, el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, el Instituto Colombiano de Crédito y Estudios Técnicos en el Exterior, ICETEX, el Instituto Colombiano de Fomento de la Educación Superior, ICFES, el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología, COLCIENCIAS, cinco universidades, quince institutos técnicos y el programa Computadores para Educar del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, tienen recursos en TES por 2,8 billones de pesos, mientras la cobertura en todos los niveles de la educación está lejos de ser la deseable.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF tiene 496 mil millones invertidos en TES, lo que representa el 42 por ciento de su activo, en tanto el plan decenal “un país para los niños”, requiere acelerar su ejecución ante la intensidad con que se le vulneran a diario los derechos a quienes presuntamente protege.

Pero no sólo en esos organismos. Porque se podrían especificar uno a uno los 29,2 billones de pesos que las entidades públicas mantienen invertidos en TES, y señalar el atraso que persiste en áreas sociales, de infraestructura y de servicios públicos, a pesar de que las respectivas entidades cuentan con los recursos para cumplir sus funciones.

Dinero de las regiones
Mención especial merecen las inversiones en TES de las entidades territoriales. A pesar de que el artículo 287 de la Constitución establece que ellas gozan de autonomía para la gestión de sus intereses, en virtud del decreto 1525 de 2008 ahora cuatro departamentos y dos municipios tienen invertidos 100 mil millones de pesos en TES, nueve entidades descentralizadas territoriales 128 mil millones, cinco empresas de servicios públicos regionales 312 mil millones, y quince hospitales locales 796,2 millones.

Este desorden institucional pone de bulto un manejo poco respetuoso de la legalidad. Sería de desear que la disciplina que busca crear el gobierno en las finanzas públicas nacionales a través de la regla fiscal, ajuste los niveles de déficit y deuda, pero también considere el pago progresivo de la deuda intra gubernamental para que el sector público pueda cumplir cabalmente con la misión que le encomiendan las leyes.

* Ha sido Contralor General de la República, Codirector del Banco de la República, Consejero Económico de la Presidencia y Ministro de Agricultura, entre otros cargos. Economista de la Universidad Nacional de Colombia y postgrado en economía con especialización en política monetaria en Rice University (Houston).

** Ha sido Contralor Delegado para Economía y Finanzas públicas, Director de la Unidad de Desarrollo del Consejo Superior de la Judicatura, Asistente del Confis y Asesor de la Tesorería de la Nación. Economista y Agrologo; Maestrías en Economía y Politología; actual doctorando en estudios políticos y relaciones internacionales.